Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

lunes, 18 de julio de 2016

LA MODESTIA... Tomado del libro "La Teología de la perfección cristiana" del Rev. Padre Antonio Royo Marín, O.P.




La modestia es una virtud derivada de la templanza que se inclina al individuo a comportarse en sus movimientos internos y externos y en su vestido de acuerdo con los justos límites de su estado en la vida y la posición en la sociedad. (Santo Tomás, Summa , II-II, q. 160)
La modestia es una virtud por la cual se observa el decoro apropiado en sus gestos y movimientos corporales, en sus posturas y en su forma de vestir.
En el asunto de la modestia, es necesario atender especialmente a dos consideraciones: la dignidad de cada persona y de los que están en su compañía.

La modestia corporal tiene gran importancia tanto para el individuo como para la sociedad. Por lo general, una persona es juzgada por lo externo, y por esta razón cualquier movimiento excesivo, mirando, miradas indiscretas o cualesquiera otros movimientos incontrolados se interpreta generalmente como signos de un interior desordenado y rebelde. Con buena razón no recomiendan San Agustín en su Regla que los individuos deben tener especial cuidado para observar la modestia exterior de conducta para que no se escandalizan sus vecinos. Y, leemos en la Sagrada Escritura: “Uno puede decir como es un hombre por su apariencia; un hombre sabio se reconoce como tal al verlo por primera vez. La vestimenta de un hombre, su risa abundante y su modo de andar proclama lo que es “(Ecl 19: 25-26)

Los vicios opuestos a la modestia de conducta son afectaciones y rusticidad o grosería. En cuanto a la modestia en el vestir, Santo Tomás afirma que cualquier pecado que se plantea en este asunto se debe a algo desordenado por parte de la persona a la vista de las circunstancias particulares. (Santo Tomás, Summa , II-II, q. 169, a. 1) Esta falta de moderación puede ser debido a una falta de conformidad con las costumbres de las personas con las que uno vive, o a un apego excesivo y preocupación en lo que respecta a prendas de vestir y adornos personales. Se puede llegar a ser excesiva debido a la vanidad, la sensualidad o interés excesivo en la ropa de uno. También puede suceder que uno puede pecar contra el pudor en la ropa por ser deficientes en la preocupación por la propia vestimenta personal, por ejemplo, si uno fuera a ser irrazonablemente negligente de acuerdo con este estado de vida, o estaban encaminada a atraer la atención por su falta de interés en su manera de vestir ( ibid a. 2).

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